Las bajas temperaturas requieren que incorporemos a la rutina cosméticos que ofrezcan a la piel un extra extra de hidratación. 
Por qu conviene usar una crema distinta en invierno
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La primera semana del año ha llegado con una bajada de temperaturas y el invierno se está haciendo notar. Su efecto lo notamos en la sequedad cutánea, que necesita unos cuidados especiales. Igual que nos ponemos más capas de ropa para protegernos del río, nuestro rostro requiere de más hidratación. “Es importante que en invierno apliquemos a la piel cosméticos con una textura más lipídica y que tenga un mayor aporte de activos más nutrientes y reconfortantes, ya que la piel necesita más “abrigo” en invierno”, dice Ana Puelles Lostao, directora del centro de estética Lostao.

Tal y como explica la facialista Silvia Oliete, para cuidar la piel de forma adecuada y disfrutar de la estación mitigando sus efectos negativos, es fundamental diferenciar si la piel es seca o está deshidratada. La primera es “aquella que acusa tirantez, descamación y si no se hidrata y nutre, se ve opaca y sin brillo. Su condición viene marcada por una segregación de sebo insuficiente, que provoca estos síntomas y facilita la evaporación de agua de los tejidos”. En cambio, una piel deshidratada, según cuenta la experta en belleza, “se debe al invierno, que trae consigo una sequedad que todos acusamos en mayor o menor debida. Esto es debido a que, en condiciones de frío nuestro organismo envía mayor cantidad de sangre a proteger los órganos vitales y la piel recibe menor aporte de oxígeno y nutrientes y se genera, por tanto, la temida sequedad invernal. Una piel deshidratada puede ser de cualquier tipo: seca, grasa, mista o sensible”. 

Los cambios bruscos de temperatura estresan la piel y la sequedad es uno de los síntomas más frecuentes. “Una crema óptima para el invierno, con vocación protectora ante elementos como el frío, el viento o la sequedad que produce la calefacción, debe asegurar una completa hidratación combinando mecanismos activos y pasivos. Las sustancias hidratantes activas recuperan y mantienen los niveles de agua en la piel, y por su lado, las pasivas evitan que ésta pierda agua”, indica Rubén Hernández, CEO de iMstant Cosmeceutics y presidente de la Asociación Española de Cosmetólogos y Cosmiatras.

El ácido hialurónico es para el invierno

Para que la piel sufra la bajada de temperaturas hay que proporcionarle activos que mantengan la función barrera de la capa hidrolipídica, “como el ácido hialurónico, porque es capaz de retener la humedad de la piel”, apunta Ana Puelles, que también recomienda usar vitamina A y vitamina E “que es un antioxidante pero tiene una base mucho más oleosa”, y recuerda no olvidarse de los “alfahidroxiácidos, que realizan una función regeneradora de la piel”. 

Apuesta por texturas densas

Tal como apunta Silvia Oliete, la textura de los productos de cuidado, especialmente las cremas y serums, deben adaptarse a la estación del año. “Parece obvio pensar que a temperaturas más bajas, mayor cantidad de lípidos debemos aportar a nuestra piel, que tiene la barrera de protección natural más débil. Nuestra rutina de limpieza de invierno debe llevar productos suaves que no agredan ni debiliten la tez, priorizando los bálsamos y las cremas que no emulsionan. Después, aplicar serums y cremas más densos que sean ricos en ceramidas, centella asiática y aceites botánicos naturales altamente vitamínicos para fortalecer su función barrera, limitar la perdida de agua y aportar el brillo que el frío roba a la piel, tanto de día como de noche”. También coincide en la preferencia por las texturas densas en invierno, “aunque depende del estilo de vida de cada persona”, dice la doctora Natalia Ribé, Natalia Ribé, especialista en medicina estética y miembro del colectivo médico estético de Top Doctors, y asegura que “aunque en invierno se suele incrementar alguna textura más espesa que en los meses de verano, incluso se recomienda aplicar un aceite sobre la crema que usamos”. 

En climas húmedos, cuidado con la deshidratación

La sequedad ambiental en combinación con el frío deja la piel a merced de la agresión de los elementos y la polución, por lo que Silvia Oliete insta a cuidarla “centrándonos en la función barrera de la piel, apoyándola y reforzándola. Los ingredientes ideales para un clima seco y frío son aquellos con propiedades nutritivas, ligeramente oclusivas y energizantes, como son la glicerina, las mantecas naturales como la de karité y cacao, el colágeno vegetal y las vitaminas A, E y C”, apunta la experta que indica que las personas que viven en climas húmedos suelen padecer mayor deshidratación. “Aunque pueda parecer paradójico, la humedad ambiental atrae el agua de la piel a la superficie, se evapora y se deshidrata, algo que se camufla por la sensación de jugosidad en superficie. Por eso es imprescindible restablecerla con productos y activos que aporten agua. Por tanto, a la hidratación con cremas hidratantes y protección solar, deberemos añadir siempre un serum muy hidratante rico en ácido hialurónico, y vitaminas B5 y B3, así como activos de acción lubricante. La alta humedad ambiental puede hacer que sintamos la piel fresca y jugosa en superficie, lo queesconderá el robo de agua que estamos experimentando, por lo que suelo ver pieles más deshidratadas por ejemplo en Barcelona que en Madrid”, subraya la facialista.

09 enero 2023 — Silvia Oliete Escrig