La higiene profesional ayuda a eliminar las impurezas, mantener a raya los puntos negros, minimizar los poros, igualar el tono y potenciar la luminosidad

El otro ingrediente cosmético que ha prohibido la Unión Europea además del retinol

La limpieza facial con vapor y extracción es uno de los tratamientos más antiguas y sigue siendo un básico en el ritual de belleza. ADOBE STOCK
Araceli Nicolás

La limpieza del rostro es uno de los pasos del ritual de belleza que todos los expertos aconsejan no saltarse nunca. Pero, además de limpiar la piel en casa, cada mañana y cada noche, también es recomendable realizarse una limpieza en el salón de belleza de vez en cuando. Hace años, las limpiezas de cutis con vapor y extracción eran el tratamiento estrella en cualquier centro de belleza. La tecnología y el paso del tiempo parecen haber relegado este método a un segundo plano, pero para muchas expertas sigue siendo un tratamiento imprescindible, y en concreto para las pieles que generan un exceso de sebo, es decir, las mixtas y grasas.

Silvia Oliete, fundadora y directora de los institutos de belleza Blaucedolna, explica que «el vapor es el método más antiguo y tradicional utilizado en cabina para las limpiezas faciales. Tras unos minutos de exposición, el vapor abre el poro por el calor, y su estado de agua gaseosa, hidrata la capa córnea algo que, en conjunto, engrosa ligeramente, suaviza y ablanda la piel facilitando su permeabilidad, y activa la microcirculación,aumentando su capacidad de absorción de activos. La extracción por su parte, es necesaria en casos en los que la piel sufra de comedones, pequeños quistes sebáceos, poros obstruidos, espinillas o puntos negros. En conjunto, y una seguida de la otra, el vapor y la extracción son 'la base' de una limpieza facial profesional».

18 junio 2024 — Silvia Oliete Escrig