Su piel es más elástica que la del rostro, produce menos colágeno y tiende al descolgamiento. Expertos nos ayudan a disminuir las líneas marcadas que se instalan con la edad

Tratamientos de belleza
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Cuellos de gallina, de pavo, de elefante, con papada y arrugas, fofos, arrugados, flácidos, con anillos de Venus y con manchas. Así describe Nora Ephron en su libro No me gusta mi cuello todos los tipos que existen y que suelen aparecer a partir de los 40 años. Su piel delicada, con poco tejido adiposo y vulnerable a factores como los cambios de peso, la exposición solar y los hábitos posturales, favorece que el cuello envejezca de golpe. “Todo influye: desde su anatomía (largo, ancho, con grasa), hasta la postura de la cabeza. Los clientes preocupados por esta zona cada vez son más jóvenes por el uso del teléfono móvil que les obliga tener la barbilla agachada y el cuello arrugado durante horas formando finas líneas horizontales, también llamadas anillos de Venus, que con el tiempo se acaban instalando. Las arrugas verticales aparecen a edades más avanzadas por la pérdida de firmeza y grasa”, explica Silvia Oliete, directora de los centros de belleza Blauceldona y de la marca SO.

 

14 febrero 2024 — Silvia Oliete Escrig